martes, 15 de julio de 2014

Editorial

LLAKILLAMIGANI
Estoy triste

Qué difícil situación que estamos viviendo los Runas de las comunidades y pueblos andinos del continente Abia yala. La globalización es un síndrome colonial y negativo de cambio que hace desplazar a una línea de desequilibrio de las sociedades. Los caminos que legaron nuestros abuelos ancestros parecieran que se esfumaron y perdieron en la larga noche de los 526 años. 

Pero qué difícil rechazar las vanidades, gustos y lo subjetivo de complacernos ante tanta basura que llega a nuestras percepciones subjetivas personales o sociales; empezando por la  basura emitida en televisión que llega sin ser invitada, que nada habla de nuestra cultura, de las realidades que suscitan dentro y fuera del país, la moda, lo inmoral de ocultar la identidad, alentar y visibilizar cosas materiales que marcan líneas individualistas y ambiciosas. 

La falta de estudio a nuestra cultura andina y la escaza conciencia a la misma nos hace salir de la trayectoria de la historia y la realidad cultural, haciendo entrar en un mundo sinuoso que no es el nuestro, un mundo falso y efímero. Este cambio moral y ético de la cultura no solo se da en la comunidad kichwa Otavalo; también en los pueblos kichwas de todo el país, aunque no en tanta magnitud, pero se ve el cambio radical en la ropa y pensamiento. Creo firmemente que si tomamos conciencia y educamos a nuestros hijos, desde las instituciones gubernamentales, educativas y en el hogar con valores propios de la cultura andina serán más aptos para sostener la naturaleza de la identidad como kichwas andinos sin dejarse llevar por todas esas corrientes ajenas a nosotros, originadas desde la aparición de la globalización. 

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